
Por martín manríquez bravo
Luna Park juega a ser la autobiografía de un escritor joven. Ellis, a quien al parecer se la ha acabado la creatividad no haya mejor cosa que escribir sobre él.
La realidad, cosa que confunde desde las primeras páginas, es su nueva forma de transgredir los cánones de la literatura convencional, asunto que en los primeros capítulos logra con creces.
Se inventa una nueva vida a partir de la propia. El exitoso niño rebelde, se nos muestra decadente luego de ser aplastado por sus propios excesos.
Es por eso que Ellis decide establecerse para huir de sus propias debilidades. Acepta a una esposa, reconoce a su hijo y soporta que su hijastra le diga papá.
Jayne Dennis su bella esposa es una atractiva actriz que ha tenido amoríos con Keanu Reaves, ella lo ama pero a la vez a perdido toda clase de esperanza de recuperar el Bret que algún día lo deslumbró.
La historia avanza hacia un relato terrorífico que a veces carece de sentido e invoca películas de terror de bajo presupuesto. A ratos es tanto que en vez de sumar resta.
Luna Park muchas veces me pareció la forma diplomática que encontró Bret de exorcizar sus egos. Algo así como: digamos mis verdades pero sigamos jugando.
En ese sentido la novela carece muchas veces de una historia que este más allá de los limites del mundo interior de Bret Easton Ellis. Sólo eso, porque al igual que las buenas series de televisión este libro te agarra y no te suelta hasta que lo termines.
Y cómo toda historia débil o buena, la gracia pasa por cómo se cuenta. Cosa que aquí queda demostrada. Ellis posee una narrativa prodigiosa, que ya le ha servido para convertirse en el escritor menor de 40 años más exitoso en los EEUU. De hecho, Luna Park está condenada a convertirse en la cuarta película de uno de sus libros.